LAS MUJERES QUE COMPRAN FLORES - Vanessa Montfort

En un pequeño y céntrico barrio de la ciudad de Madrid hay cinco mujeres que por distintas razones compran flores.



Descubrí este libro por las redes. Me gustó el nombre, quizás la ilustración de la tapa y me pareció una buena opción para leer en vacaciones.

Me resultó predecible. Un grupo de mujeres, bastante estereotipadas, historias edulcoradas, donde las desgracias se resuelven de manera simple, con resultados demasiado positivos, al menos para mí. En otras palabras, tenía lo suficiente como para que yo no lo termine de leer (si un libro no me gusta, lo dejo sin el más mínimo remordimiento), pero lo hice. Lo terminé.

Reconozco que la lectura es amena e incluso sentí curiosidad cuando menciona el lenguaje de las Flores: esa relación de las flores con los nombres y la idea de que cada persona pueda tener una flor que la representa. Todo lo relativo al lenguaje me interesa, y el de las flores no lo conocía. Se llama floriografía y comenzó a utilizarse en la época victoriana para enviar mensajes codificados o transmitir un sentimiento difícil de expresar con palabras.

La novela tiene, además, un protagonista silencioso: el barrio de las letras[1], más precisamente la floristería El Jardín del Ángel.

Hizo el destino que 3 o 4 años después, me encuentre haciendo un free walking tour por el Barrio de las Letras. Varias personas de distintas partes del mundo, incluso españoles, seguíamos al guía por las calles de Madrid mientras nos contaba historias. Y mientras nombraba escritores del siglo de oro español, entre Lope de Vega y Cervantes, el guía pregunta: ¿Alguien leyó Las mujeres que compran flores de Vanessa Monfort? Fui la única que levanté la mano y me di cuenta que estábamos parados frente a la floristería el Jardín del Ángel, lugar que inspiró a la autora. Sexto personaje de la novela.

La floristería tiene entre sus baldosas una placa del ayuntamiento de la Ciudad, agradeciendo su servicio desde 1887, y antes de ser floristería ese terreno fue el cementerio de la Iglesia San Sebastián, que aún se encuentra justo al lado.

Es en la puerta de esta iglesia donde Benina, la criada y protagonista de la novela Misericordia[2], de Benito Pérez Galdós, pide limosna a escondida de su ama, para poder llevarle un plato de comida. 

Y fue en ese cementerio, hace más de tres siglos, que José Cadalso[3], loco de amor, intentó desenterrar a su esposa, que descansaba en el camposanto tras una muerte repentina. Años más tarde, Cadalso escribió Noches Lúgubres, dicen que para superar el luto y redimir la culpa. Dicen que dicen, que por este suceso, se prohibieron los cementerios dentro de la ciudad. Entonces sacaron los cuerpos y el solar se transformó en una floristería.

Dentro de este jardín se encuentra un olivo centenario, estaba allí cuando era un cementerio, sobrevivió a la Guerra Civil y a Filomena, histórica nevada que azotó a Madrid en 1971.    

En resumen, lo que yo supuse una lectura amena, sin más pretensión que entretener y olvidar en el mar de libros leídos, tenía algo más para contar.

Me gustan los libros que van más allá de las historias que cuentan. Y Las Mujeres que compran flores me conectó con el lenguaje de las flores, con una floristería icónica de Madrid, custodiada por un viejo olivo de tronco retorcido, con los “dicen que dicen” de las disputas por el terreno santo, la leyenda en torno a un amor tortuoso y el descubrimiento de Montfort entre Cervantes y Lope de vega. Todo esto, es mucho más de lo que pensé encontrar cuando compré el libro porque me gustaba el nombre.

 







 

 


[1] barrio de Madrid llamado asi por ser el lugar donde vivieron algunos de los escritores más importantes del Siglo de Oro de las Letras Españolas.

[2] En la novela Misericordia se relata la vida de las clases más humildes de Madrid del siglo XIX

[3] Militar y escritor español (1741-1782)

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