Estación mis libros

Este libro es extraño. llegué por el mismo Carrère, él mismo lo nombra en El Reino y me dio curiosidad. Un señor se afeita el bigote y eso es todo. Así de simple. El quería darle una sorpresa a su mujer con un gran cambio al afeitarse el bigote que habia llevado casi toda su vida. Pero ella no se da cuenta, y cuando le pregunta y le muestra que ya no tiene más su bigote, ella le responde que nunca lo tuvo. Esto que parece una pavada, escala y toma dimensiones increíbles, hasta convertirse en una pesadilla que se descontrola. Por momentos afixia, y es tremenda la sensación. Basta, es solo un bigote, dan ganas de gritar, pero ya es tarde para dejar el libro. La intriga pesa más. No diré que es un libro imprescindible,  pero si adictivo y una vez leído, un bigote ya nunca será lo mismo. Al menos yo, no dejo de recordar a aquel señor que por afeitarse un día, cambio su vida para siempre.   El bigote  ( La moustache ), POL, 1986. En español: Anagrama 2015.

 Sátira francesa de 1908 Un monje misionero cristiano llega accidentalmente a la isla de Alka, poblada por pingüinos a los que el monje, al estar medio ciego, confunde con una civilización griega precristiana. Al creer que son personas, el monje Mael los bautiza. Esto genera un debate en el cielo, el señor reunió una asamblea de letrados y doctores para consultar si aquel bautizo era válido o no. ¿Si los pingüinos no tienen alma, es válido el bautismo? ¿Hay que tener en cuenta quien "da" o quien "recibe" el bautismo? Así comienza la historia de esta isla de los pingüinos, reflejo de la historia de Francia, desde los años  oscuros de las invasiones bárbaras, el esplendor de la edad media, y los invasores vikingos, hasta el renacimiento. En su capítulo final, el autor se anticipa al siglo XX, y demuestra ser un pionero de la ciencia ficción.  Antonele France en 1921, recibió el premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra. Y al año siguiente, toda su producci

Carrère era un autor que tenía en mi lista de lecturas pendientes, pero que nunca había llegado el momento. El libro que tenia apuntado era El Reino, pero llegó Yoga, y por ahí empecé. Fue en medio de un viaje a Europa, lo tenia cargado en mi Kindle, Carlita mi amiga y compañera de trabajo me lo había pasado. Obviamente, mis estímulos estaban activados 1000 x 1000 24/7, por el viaje, no tenía espacio para mucho más, sin embargo, como para mí leer es una necesidad, lo empecé. En el poco tiempo que leía, aún vencida por el cansancio, el libro me atrapó y eso ya me pareció un montón. La primera sensación que me transmitió fue las ganas de practicar yoga. Ya en Bs. As. me encontré intentando escuchar mi respiración, quería saber si era de las personas a las que les resulta más fácil exhalar o inhalar. Por suerte, me di cuenta creo que a tiempo, que el subte no era el lugar. Pero así de fuerte me atrapa la lectura. Carrère en dos líneas me lleva a su mundo. A partir de una experiencia perso